viernes, 23 de mayo de 2008

La gineta

La gineta (Genetta genetta) es una de las dos especies de vivérridos que se pueden encontrar actualmente en Europa junto con el meloncillo. Está presente en España (incluidas las Islas Baleares), Portugal y Francia y parece expandirse actualmente hacia el norte y el este del continente. También se la encuentra en Oriente Medio y todo el continente africano, con la excepción de las zonas desérticas. Se cree que su presencia en Europa es reciente y que fue introducida por el hombre de forma tal vez involuntaria, como mascota que se asilvestró o simple polizón en alguno de los barcos que siempre han cruzado el Estrecho de Gibraltar. Algunos autores han apuntado a que la palabra gineta podría proceder de la palabra de origen árabe jinete (zenete), pues los musulmanes que guerreaban a caballo durante la Reconquista adornaban su silla con las pieles de este animal, y que por ello habría llegado con la conquista árabe de España en el siglo VIII. Sin embargo, esta teoría goza de poco prestigio en la actualidad y se cree que su introducción habría sido más temprana. Se tiene constancia de que los romanos tenían ginetas como mascotas en sus domus, antes de que los gatos domésticos fuesen importados desde Egipto, y que en tiempos de Augusto se introdujo en las Baleares un misterioso animal bajo el nombre de ictis para que acabara con la plaga de conejos cimarrones que entonces infestaban las islas. Dado que el gato no era conocido por este nombre y en las Baleares no existen indicios del meloncillo u otras mangostas, tal animal sólo pudo ser la gineta o, si acaso, alguna especie de marta.
Por su aspecto externo, la gineta se asemeja a un gato alargado de pelo amarillento a grisáceo salpicado de motas negras en el cuerpo y rayas en la cola, que tiene el pelo más largo. El cuerpo puede llegar a los 55-60 centímetros, longitud que iguala o supera la cola. La altura en la cruz es de 20 centímetros, y el peso oscila entre 1'2 y 2'5 kilos.
Las ginetas son depredadores nocturnos que viven y cazan de forma solitaria, aunque toleran la presencia de otros individuos de su misma especie en las cercanías. Ocasionalmente, las hembras cooperan en la caza con sus crías subadultas o algún macho. Se alimentan de insectos, mamíferos pequeños, lagartos y aves; a veces ingieren también frutos, en especial higos. Las hembras paren 2 o 3 crías por camada en el hueco de un árbol, que maduran al año de edad. En libertad viven alrededor de 10 años, pero en cautividad llegan a los 20. No tienen auténticos depredadores, aunque a veces pueden ser cazadas por algunas aves de presa. En el norte de África se las domestica con cierta regularidad en las zonas rurales, donde, al igual que los gatos, libran las granjas de pequeños animales.
Viven tanto en bosques como en praderas, y trepan bastante bien. Se adaptan con facilidad a todo tipo de medios gracias a su escasa especialización (de hecho, resultan bastante parecidas a los miácidos, los primeros carnívoros que aparecieron en el Eoceno y dieron lugar a todos los grupos actuales). Las poblaciones europeas parecen estar desarrollando una resistencia cada vez mayor al frío.

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