El buitre leonado es un ave planeadora más que voladora, pues apenas mueve las alas en el aire. Prefiere levantarse sobre corrientes ascendentes que se corresponden con fenómenos aerológicos como la convectividad, tèrmica, ascendencia dinámica o termodinámica, la convergencia de brisas, la restitución, la onda de montaña o las cuñas de aire frìo de carácter meteorològico que levantan grandes masas de aire caliente, pasando horas volando entre alturas de 1.800 a 3.500 metros sobre el nivel del mar, aunque en dìas excepcionales puedan llegar a los 6.000 metros sobre el nivel del mar y recorriendo desde 50 kilòmetros a 300 kilòmetros dependiendo de la potencialidad convectiva del dìa, a la búsqueda de animales muertos (especialmente grandes mamíferos) de los que alimentarse. El buitre está especialmente adaptado para alimentarse de carroña: su potente vista localiza cualquier cadáver en las cercanías, y cuando desciende para alimentarse (formándose entonces aglomeraciones importantes de buitres, de forma muy rápida, donde no faltan las peleas por las mejores tajadas), introduce sin problemas su cabeza y largo cuello, provistos únicamente de un plumón corto en el que la sangre y la carne no se adhieren fácilmente. El pico, pardo por arriba y amarillo en los bordes, es ganchudo y arranca largas tiras de carne con facilidad. Las patas son grises y bastante débiles, pues no necesitan capturar presas como las de las águilas y halcones.
En la base del cuello se encuentran una serie de largas plumas blancas y leonadas, a modo de gorguera. En el dorso, parte anterior de las alas y vientre, el plumaje es de color canela. En el resto del cuerpo el plumaje es pardo oscuro.
Las zonas habitadas por los buitres leonados suelen ser montañosas, aunque en el llano cualquier cantil vertical o extraplomado de más de 50 metros e inaccesible les sirve de buitrera o lugar de descanso, En las zonas montañosas recortadas por profundos valles en los donde se producen brisas ascendentes y anabáticas producidas por el calentamiento de las laderas orientadas al sol. Cuando el dìa es tèrmico, al amanecer, suelen verse en los bordes de los acantilados y barrancos orientados al noreste-este, a la espera de que haga el calor suficiente para poder ganar la altura suficiente para rebasar las crestas y las cumbres. Durante el mediodía suelen aprovechar las rutas apoyadas en relieves orientados al sur y suroeste, para posteriormente apoyarse cuando el sol declina en las laderas oeste y noroeste, horas en las que se empiezan a producir las ascendencias restitutivas, y aprovechando de las distintas condiciones aerològicas han podido recorrer centenares de kilòmetros, y dependiendo de la bonanza aerològica de la jornada pueden sobrevolar el llano o sólo mantenerse sobre los relieves montaños, siendo grandes conocedores no sólo del vuelo ascendente sino de las rutas y los vientos apropiados a las distintas alturas para trazar sus recorridos. Al atardecer vuelven a sus refugios, pequeñas repisas situadas preferiblemente bajo un techado de roca y protegidas de los vientos, donde pasan la noche, incuban el huevo cuando es època y sacan adelante a sus crías.
En la base del cuello se encuentran una serie de largas plumas blancas y leonadas, a modo de gorguera. En el dorso, parte anterior de las alas y vientre, el plumaje es de color canela. En el resto del cuerpo el plumaje es pardo oscuro.
Las zonas habitadas por los buitres leonados suelen ser montañosas, aunque en el llano cualquier cantil vertical o extraplomado de más de 50 metros e inaccesible les sirve de buitrera o lugar de descanso, En las zonas montañosas recortadas por profundos valles en los donde se producen brisas ascendentes y anabáticas producidas por el calentamiento de las laderas orientadas al sol. Cuando el dìa es tèrmico, al amanecer, suelen verse en los bordes de los acantilados y barrancos orientados al noreste-este, a la espera de que haga el calor suficiente para poder ganar la altura suficiente para rebasar las crestas y las cumbres. Durante el mediodía suelen aprovechar las rutas apoyadas en relieves orientados al sur y suroeste, para posteriormente apoyarse cuando el sol declina en las laderas oeste y noroeste, horas en las que se empiezan a producir las ascendencias restitutivas, y aprovechando de las distintas condiciones aerològicas han podido recorrer centenares de kilòmetros, y dependiendo de la bonanza aerològica de la jornada pueden sobrevolar el llano o sólo mantenerse sobre los relieves montaños, siendo grandes conocedores no sólo del vuelo ascendente sino de las rutas y los vientos apropiados a las distintas alturas para trazar sus recorridos. Al atardecer vuelven a sus refugios, pequeñas repisas situadas preferiblemente bajo un techado de roca y protegidas de los vientos, donde pasan la noche, incuban el huevo cuando es època y sacan adelante a sus crías.
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