Caza animales lentos, incluidos insectos y serpientes, pero se alimenta sobre todo de animales muertos, como pájaros, wombats y ovejas. Puede romper los huesos con su dentadura y comerse un cadáver completo, incluidos el pelo y las plumas.
Los demonios de Tasmania, habitualmente, buscan la comida en solitario, pero se reúnen en grupos cuando disponen de alimento en abundancia.
En Tasmania fueron considerados como amenaza para el ganado, por lo que fueron cazados hasta 1941, cuando pasaron a ser una especie protegida. Desde finales de la década de 1990 el tumor facial de los demonios ha reducido significativamente la población por lo que podría ser clasificado como especie en vías de extinción.
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